Escepticcionario

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Ad Hoc (hipótesis)

Ad hoc es una locución latina que significa literalmente «para esto». Generalmente se refiere a una solución elaborada específicamente para un problema o fin preciso y, por tanto, no es generalizable ni utilizable para otros propósitos. Se usa pues para referirse a algo que es adecuado sólo para un determinado fin. En sentido amplio, ad hoc puede traducirse como «específico» o «específicamente».

Una hipótesis ad hoc es una hipótesis concreta creada para explicar un hecho que contradice una teoría.

Algunas hipótesis no son suficientes por sí solas y requieren que se las ponga en conjunción con otras, que tienen un carácter instrumental o auxiliar, y a las que se denomina hipótesis auxiliares. Estas hipótesis cumplen el papel de premisas adicionales, y se supone que deben cumplir dos requisitos que son :

  1. Ser falsables.
  2. Ser contrastadas con anterioridad o con independencia de las hipótesis fundamentales.

De no cumplirse estos requisitos, se dirá que se trata de una hipótesis ad hoc. O en otras palabras, es un enunciado irrefutable destinado a «blindar» a la hipótesis principal para salvarla de la falsación.

La falacia ad hoc es aquella que sentencia: «Porque A sucedió antes que B, significa que necesariamente A causó B». Se la llama «ad hoc» por la incorrecta suposición de que A está vinculado exclusivamente a B.

Un ejemplo de hipótesis ad hoc es el efecto memoria del agua usado para explicar la pseudociencia de la homeopatía

Otro ejemplo, este aplicado a la religión sería:

«¡Yo tenía cáncer y me curé espontáneamente!»
«Fue un regalo de Dios. Él no quiso que murieras.»
«¿Y todos los demás pacientes de cáncer que se mueren?»
«Ah, los caminos de Dios son inescrutables.»

 

Las hipótesis ad hoc son comunes en las investigaciónes paranormales y en los trabajos de los pseudocientíficos. Por ejemplo, se han conocido investigadores de la ESP que culpan a los pensamientos hostiles de los espectadores porque, según ellos, estos influyen de forma inconsciente en las lecturas de instrumentos sensibles. Las vibraciones hostiles, dicen, les hizo imposible duplicar un experimento positivo de percepción extrasensorial. Ser capaz de duplicar un experimento es esencial para confirmar su validez. Por supuesto, si esta objeción usada por los pseodocientíficos se toma en serio, entonces ningún experimento sobre percepción extrasensorial podría fallar jamás. Sean cuales sean los resultados, siempre se puede decir que fueron causados por fuerzas psíquicas paranormales, ya sean los que están siendo investigados en ese momento u otros que no están siendo comprobados todavía.

Martin Gardner relata sobre este tipo de alcance ad hoc que llegó al absurdo con el parafísico Helmut Schmidt quien puso cucarachas en una caja donde estas podrían sufrir descargas eléctricas. Es de suponer que a las cucarachas no les gustara ser sorprendidas y que estas sufrieran descargas con una tasa de probabilidad menor si estas pudieran aprender de la experiencia. Las cucarachas se dieron más descargas eléctricas de las previstas por el azar. Schmidt concluyó que esto fue «porque odiaba a las cucarachas, tal vez fue su pk (psicoquinesis) la que influyó en la aleatoriedad!»(Gardner, p. 59)

Las hipótesis ad hoc son comunes en la defensa de teorías pseudocientíficas como la teoría de los biorritmos. Por ejemplo, hay muchas personas que no encajan en los patrones previstos de la teoría del biorritmo. En lugar de aceptar este hecho como prueba de refutación a la teoría, una nueva categoría de personas ha creado el bioarrítmo (o abioritmo). En resumen, cada vez que la teoría no parece funcionar, la evidencia en contra es sistemáticamente descartada. Los defensores de la teoría del biorritmo afirman que la teoría podría ser utilizada para predecir con exactitud el sexo de los fetos. Sin embargo, WS Bainbridge, un profesor de sociología en la Universidad de Washington, demostró que la posibilidad de predecir el sexo de un feto con los biorritmos fue 50/50, lo mismo que lanzar una moneda al aire. Un experto en biorritmos intentó sin éxito predecir con precisión los sexos de los niños en un estudio de Bainbridge sobre la base de datos de Bainbridge. La esposa del experto sugirió a Bainbridge una interesante hipótesis ad hoc, es decir, que los casos en que la teoría estaba equivocada probablemente se debiera a que esta incluía a muchos homosexuales con identidades sexuales indeterminadas!

Los astrólogos suelen ser aficionados a usar datos estadísticos y análisis desde los que parten para intentar impresionarnos con la naturaleza científica de la astrología. Por supuesto, un análisis científico de los datos estadísticos no siempre sale favorable para el astrólogo. En esos casos, el astrólogo puede hacer (y hace) que los datos se ajusten al paradigma astrológico mediante la hipótesis ad hoc de que aquello que no encaja en el molde tiene otras influencias desconocidas que contrarrestan la influencia de los planetas dominantes.

El uso de la hipótesis ad hoc no se limita únicamente a los pseudocientíficos. Otro tipo de hipótesis ad hoc se produce también en la ciencia cuando una nueva teoría científica se propone y esta entra en conflicto con una teoría ya establecida y que carece de un mecanismo explicativo esencial. Una hipótesis ad hoc se propone para explicar lo que la nueva teoría no puede explicar. Por ejemplo, cuando Wegener propuso su teoría de la deriva continental y no podía explicar cómo los continentes se mueven. Se sugirió que la gravedad era la fuerza detrás del movimiento de los continentes aunque no hubiera evidencia científica para esta idea. De hecho, los científicos pudieron demostrar que la gravedad era demasiado débil como una fuerza a tener en cuenta para el movimiento de los continentes. Alexis du Toit, un defensor de la teoría de Wegener, abogó por la fusión radiactiva del suelo marino en las fronteras continentales como el mecanismo por el cual los continentes podrían moverse. Stephen Jay Gould, señaló que «esta hipótesis ad hoc no añadió ningún incremento de plausibilidad a la especulación de Wegener.» (Gould, p. 160)

Por último, rechazar las explicaciones que requieren la creencia en lo oculto, las fuerzas sobrenaturales o paranormales en favor de las explicaciones más simples y más plausible es a lo que se llama aplicar la navaja de Occam. No es lo mismo que usar la hipótesis ad-hoc. Por ejemplo, digamos que le atrapo robando un reloj en una tienda. Usted dice que no lo robó. Le pido que vacie sus bolsillos. Usted está de acuerdo y saca un reloj. Yo digo: «¡Ajá!, Yo tenía razón. Me robaste el reloj.» Usted responde que no robó el reloj pero admite que no estaba en su bolsillo cuando fuimos a la tienda. Le pido que me explique cómo el reloj se metió en su bolsillo y usted dice que usó la telequinesis: que utilizó sus ideas para transportar el reloj desde una caja de cristal a su bolsillo. Le pido que repita el acto con otro reloj y acepta. Por mucho que usted lo intenta, sin embargo, no puede hacer que el reloj aparezca mágicamente en su bolsillo. Usted dice que hay demasiada presión sobre usted para poder llevar a cabo el acto o que hay demasiadas malas vibraciones en el aire para que usted pueda emplear sus poderes de nuevo. Usted ha ofrecido una hipótesis ad hoc para explicar lo que parece una buena refutación de su afirmación. Mi hipótesis de que el reloj está en su bolsillo debido a que usted lo robó no es una hipótesis ad hoc. He elegido creer una explicación plausible en lugar de una inverosímil. (He aplicado la Navaja de Occam)  Asimismo, dada la posibilidad de elegir entre creer que mi dolor de cabeza se marchó por su propia voluntad o porque alguna enfermera agitó sus manos sobre mi cabeza mientras cantaba un mantra, voy a optar siempre por la primera en todo momento.

Siempre es más razonable aplicar la navaja de Occam que ofrecer especulativas hipótesis ad hoc sólo por mantener la posibilidad de que exista o suceda algo sobrenatural o paranormal.

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