Un súcubo es un demonio que toma la forma de una hembra humana con el propósito de tener relaciones sexuales con un varón humano, por lo general en sus sueños, mientras duerme. Los súcubos, al ser criaturas mitológicas (y por ende oníricas), no pueden quedarse embarazadas y tampoco dar a luz, pero sí recoger el esperma humano y dárselo a los íncubos para que estos lo depositen en las hembras humanas por alguna razón diabólica. (o al menos eso afirman quienes creen en ello)
El nombre de súcubo deriva del latín succubare (reposar debajo). En la época medieval, se creía que las brujas y los hechiceros habían adquirido algunos de los poderes del diablo, como resultado de haber sido la descendencia de uniones demoníacas.
Según Carl Sagan, los cuentos sobre relaciones sexuales demoníacas son fenómenos culturales muy comunes:
Paralelamente a los íncubos se incluyen lo djinn árabes [genios], los sátiros griegos, los bhuts hindúes, los hotua poro samoanos, los dusii celtas… (Sagan 1995, 124).
Hoy en día todavía hay quienes creen en los demonios, pero hemos oído pocas historias de íncubos y súcubos. Lo más parecido que tenemos a esas historias son las historias de abducciones alienígenas y niños de las estrellas. Las víctimas de abducciones alienígenas son hoy las que se quejan de haber sido secuestradas y abusadas sexualmente por parte de seres de otro mundo, al igual que sus homólogos medievales, quienes alegaban ser visitados por demonios. Afortunadamente, no hay actualmente un equivalente a la Iglesia medieval que les persiga, torture o extermine tal y como sucedió con las brujas. En cambio, aquellos que afirman haber sido objeto de abusos sexuales por parte de alienígenas pueden tener un agente y conseguir acuerdos para la venta de libros o un lugar en el programa de Oprah.
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